#RenacerAPedales | Etapas 16 y 17
#RenacerAPedales resultó ser un reto más duro de lo que había imaginado. En los días anteriores me había tenido que sobreponer al hielo, a la nieve, a puertos de montaña, a etapas en las que no sabía si podría llegar a la meta, a los dedos entumecidos, al cansancio de todos los kilómetros acumulados. Días en los que sólo la compañía que vino a buscarme al camino me ayudó a llegar al final. Pero cada vez estaba más cerca de Finisterre.
Etapa 16 de #RenacerAPedales
Mi cumpleaños sobre una bicicleta. Fue un día muy especial, no sólo por celebrar que llevo 42 años sobre este planeta, pero es que además vinieron a acompañarme Valentí y Borja. Me vine arriba con tan buena compañía y pensé que podría hacer el doble de distancia y hacer los 130 kilómetros, pero el cansancio de los días anteriores hizo que, 50 kilómetros antes de llegar a Santiago de Compostela tuve que rendirme. Podía haber seguido, haber tirado 10 kilómetros más, pero la pierna izquierda -la lesionada- me dolía tanto que preferí no arriesgar y no poder llegar a Finisterre.
Etapa 17 de #RenacerAPedales
La que debía haber sido última etapa de #RenacerAPedales tuvo que convertirse en dos por culpa de mi rodilla mala, que tenía hinchada como una pelota y me dolía como un demonio con cada pedalada, a pesar de que cuando la cosa se ponía mal trataba de hacer más fuerza con la otra. A pesar de todo, pude rodar bien a pesar de pinchar una rueda -¡me había librado durante todos estos días, tenía que pinchar el último!- y llegar a Santiago, cruzar la plaza de la Catedral entre campanas y gaitas. Al final logré llegar hasta Negreira y dejar para el último día una etapa lo más corta posible, el día que por fin llegaría a mi objetivo. Finisterre.